domingo, 19 de abril de 2015

EL ZAR Y LA CAMISA

El zar se encontraba enfermo y, preocupado por los malos pronósticos que le habían dado, reunió a sus súbditos y les dijo: " Daré la mitad de mi reino a quien me cure ". Los sabios de la corte se reunieron a deliberar, pero por más vueltas que le dieron, no encontraban la solución. De repente, uno de ellos se levantó y les propuso lo siguiente: " Si encontramos a un hombre feliz, que le compren la camisa y que el zar se la ponga. Eso le curará ". Enseguida salieron de palacio emisarios en busca de ese hombre feliz, aunque no aparecía. Unos eran ricos pero estaban enfermos, otros gozaban de buena salud pero eran pobres como las ratas y también los había que ricos y sanos, se quejaban de su mujer o de su hijo.....
Una tarde que el hijo del zar había salido a cazar con unos amigos, pasó por delante de una humilde cabaña y escuchó lo siguiente: " Hoy he trabajado y he comido bien. Me puedo ir a la cama satisfecho y feliz ". Al momento, quiso conocer a ese hombre y comprarle la camisa, pero resultó ser tan pobre que ni camisa tenía.
Esto nos debería hacer reflexionar que la felicidad no está en las riquezas materiales, ni en desear lo que no tenemos, sino en agradecer cada día lo que la vida nos ofrece, aunque pueda parecer insignificante.

domingo, 5 de abril de 2015

7 de bril. DÍA MUNDIAL DE LA SALUD.

VERDADES PARCIALES.

Se cuenta que un profeta, acompañado de todos sus discípulos, llegó a un ciudad para difundir sus doctrinas y hacer a sus habitantes un poco más sabios. A los pocos días de abrir las puertas de la escuela en la que se habían instalado, se les unió un estudiante que dijo : " Señor, en esta ciudad reina la frivolidad, a nadie le interesa aprender. Si pretendéis inculcar lguna idea en sus corazones, vais a tener un duro trabajo ". El maestro, que lo estaba escuchando atentamente, le contestó : " Tienes razón".
Ese mismo día, llamó a la puerta de esta comunidad otro muchacho que , con una amplia sonrisa, se dirigió al profeta con estas palabras : " Señor, habeis llegado a la ciudad ideal para acogeros. Aquí la gente hierve de deseos por conocer la doctrina verdadera". El maestro sonió complacido y, de nuevo, comentó : " Tienes razón".
Uno de los discípulos, contrariado, le dijo al profeta : " ¿ por qué les contestas siempre lo mismo ? No puede ser que ambos tengan razón ". A lo que el sabio respondió : " cada hombre ve el mundo de una manera distinta, unos sólo reparan en lo malo y otros, en lo bueno. ¿Piensas que se equivocan? No creas que me han engañado, sólo me han dicho una verdad incompleta ".